lunes, 13 de febrero de 2012

Aidima investiga una tecnología para controlar en línea la emisión de formaldehído en tableros

El Instituto Tecnológico del Mueble, Madera, Embalaje y Afines, Aidima, desarrolla, junto a seis socios europeos, una nueva tecnología basada en un sensor para controlar desde la misma línea de producción el contenido de formaldehído de los tableros y productos derivados.

El formaldehído es un gas que se utiliza en los adhesivos para dotar de consistencia a los tableros derivados de la madera, y es también utilizado en multitud de procesos industriales, como en automoción. Es el causante de ese característico “olor a nuevo” de los productos en los que se aplica por su gran volatilidad y está considerado peligroso para la salud humana en determinadas circunstancias de exposición y grado de emisión, como así lo recoge la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El proyecto de investigación que desarrolla este sensor, denominado WoodSens (desarrollo y adaptación de un nuevo sistema de medida de la emisión de formaldehído de tableros derivados de la madera, en línea) está financiado por los Fondos Feder, y el Impiva (Instituto para la Mediana y Pequeña Empresa Valenciana).
La emisión de formaldehído en los tableros y productos que los contienen se encuentra bajo el control de la legislación, que exige cada vez valores más bajos de emisión, al tiempo que deben mantenerse las prestaciones mecánicas y de estabilidad de los materiales.
Esta exigencia obliga a los fabricantes de resinas formuladas con formaldehído y los fabricantes de tableros a realizar una permanente investigación para restringir las emisiones, donde los controles periódicos que Aidima realiza, en este ámbito, son imprescindibles para cumplir las distintas legislaciones.
En este sentido, la restricción que acaparó la atención del sector fue la ampliación de la legislación en el estado norteamericano de California relativa a la emisión de formaldehído (Airborne Toxic Control Measure to Reduce Formaldehyde Emissions from Composite Wood Products, ATCM), que establece límites muy bajos aplicables a los tableros derivados de la madera.
En la actualidad se plantea que esta legislación sea de alcance nacional y no sólo estatal en aquel país americano. Junto con dicha ley se han incorporado otras en la misma línea, especialmente en Francia, relativas también a la emisión de COV (compuestos orgánicos volátiles).
Una vez conseguidos estos límites bajos de emisión de formaldehído, junto con adecuadas prestaciones por parte de los tableros, hay que lograr que este control sea lo más fiable posible y a tiempo real, es decir, que el fabricante pueda conocer, en virtud de determinadas mediciones en línea, la emisión de formaldehído que alcanzará el tablero cuando se determine en condiciones normalizadas y de acuerdo con las diferentes legislaciones.
Éste es el objetivo del citado proyecto, que incluye el desarrollo y adaptación de un sensor basado en una tecnología novedosa para este campo, y en el que participan diferentes laboratorios europeos y empresas que aportan tecnología de equipamiento. La finalidad última del proyecto es poder determinar la emisión de formaldehído durante la fabricación del tablero, relacionándolo con distintos parámetros del proceso y características de los materiales, permitiendo así prever el nivel de emisión en uso, con una disminución importante de lotes rechazados.



COMENTARIO
El otro día en clase, comentabamos sobre los embalajes. Os comento esta noticia que he encontrado y aparte de reflejar lo que vimos, creo que es curiosa. Ese olor a nuevo, que todavía perdura en el coche nuevo de mi hermana, por lo visto es peligro... con lo que a mi me gusta, y al igual que embalajes como la madera, es importante que esté supeditado a un control. Estos controles deben de ser bastante estrictos y la investigación para cumplir la normativa continuada.

El artículo creo que da una idea de la importancia que tienen los controles a nivel de coste y cumplimiento. Es una pena que no todos los países aunque estén bajo una misma legislación tengan el mismo nivel de permisividad.
Por Eduardo Sánchez de la Torre

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